era ya prácticamente un ocaso
de bordes definidos,
de rostro verdugo,
de exceso de fuerza y ausencia de piedad
así como quien no quiere la cosa
pero la cosa llega
y ahora yo cosa
y eso, alma
así como las bombas arrojadas
desde la peor parte de la noche
a territorios vírgenes de odio
a suelos amables de raíz
a charcos donde se reflejan futuros e infancias
y a veces, nuestros ojos
así como quien no quiere la cosa
pero la cosa llega
y ahora yo cosa
y eso, alma
este explosivo en mi pecho
que late en la justa medida
en una guerra imposible,
en la ceguera bélica
de lo romántico,
joven para expediciones
se alza inocente
y un ejército de daños
le señala la edad, suficiente bandera
así como quien le teme a la paz,
Dios me mandó a Siria