el bosque lleva a su boca mi cuerpo
antes mi aura valiente,
la copa de los árboles
ya lo anticipaban
pero lejos de advertirme
me sedujo en un riesgo paulatino,
como un pequeño terror
que devenido a miedo
y criado por los corajes,
ya es familia
el mar invita al bosque de postre
todas mis palabras, las que aún vibran
y no dejan dormir a nadie,
si hubiera otra respiración
alguna vigilia, alguna madre
el horizonte, en su sobremesa,
padre del mar y del bosque,
confiaría desde su ángulo,
mi destino de intemperie,
la voluntad de mí corazón late entonces,
incomoda al cielo
ese paisaje no es mio
soy entera yo, de su afán
de su sabor
de su apetito
solo paseaba un rato
y mire usted