tantas veces después de atravesar gruesas y duras paredes,
nadar mares de aguas espesas, correntosas y de olas enormes,
decir mil palabras de atrás para adelante,
me doy cuenta que
estiré una pierna y llegué al otro lado,
con dos brazadas toqué la orilla,
dije dos palabras, entendieron y sonrieron...
No, la vuelta del perro es otra cosa.
Fragmento de una conversación
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