martes, 25 de febrero de 2025

lo ajeno

el milagro de los pájaros
no es el vuelo



dice el ladrón
que para enamorar
o eclipsar,
hay que disociar el tacto de la vista
hurgar entre la ropa
con la mirada sobre la nuca

encontrar sin pretensión
el corazón entre las estrellas,
y robarlo 
 

de cualquier modo, pasa rápido

el pavor humano es,

una vieja locomotora


soy un robusto maquinista

que hendido se abre sobre el paisaje


la mancha del kilómetro setenta y cinco

es una pena o una casita?


soy suficientemente fuerte,

mi terraplén,

para ambas respuestas

sudestada

 bajar a cazar y atraparme

reconocerme antes del fuego,
el hambre de la soledad

sudestada, vine aquí, entre la vegetación
pensé en describir al colibrí amargo
de mi poema aquel,
el del buche,
no pude,
pues solo quise pasarle la lengua
a favor de su pelaje
me agazapé, felina
y esperé

otro, alguien, sujeto de pluma, esboza:
su pecho al ras de la tierra
los codos y las piernas en flexión
muerta parece de miedo
porque respira,
no emite sonido,
ni el viento alcanza a mover su cabello
como si lo hubiera perdido recién TODO
como si se hubiera dedicado ENTERA
y ahora se dejara alcanzar
por la primera fiera
que la huela
como si la hubieran deseado estatua
inerte o fecunda
para muerta, está incómoda


el colibrí no está visible desde otros ángulos
y nadie quiere moverse,
la objetividad
sería un escándalo

hospital / maría magdalena

trastorno


levante la mano el síndrome

que persiste camuflado de síntoma

sobre la patología de base

que tire la primera piedra

de bronca a la nada


a ver que grito sale del fantasma

el potencial de la herida

o secando al sol o aquí con mis manos muralla  para que no todo se derrame hurgando hasta quitar la infección o vendiendo gasas en la fronte...