el milagro de los pájaros
no es el vuelo
dice el ladrón
que para enamorar
o eclipsar,
hay que disociar el tacto de la vista
hurgar entre la ropa
con la mirada sobre la nuca
encontrar sin pretensión
el corazón entre las estrellas,
y robarlo
el pavor humano es,
una vieja locomotora
soy un robusto maquinista
que hendido se abre sobre el paisaje
la mancha del kilómetro setenta y cinco
es una pena o una casita?
soy suficientemente fuerte,
mi terraplén,
para ambas respuestas
bajar a cazar y atraparme
trastorno
levante la mano el síndrome
que persiste camuflado de síntoma
sobre la patología de base
que tire la primera piedra
de bronca a la nada
a ver que grito sale del fantasma
esperando el colectivo ella se pone a trabajar y como siempre desaparece la mitad del contexto se borra la vereda contraria los destellos...