Las rodillas con raspones
no dolían
el agua por la naríz
tampoco molestaba
Resolver ecuaciones
sin poder llorarlas
y nombrar a cada cosa
por su nombre
la ropa inquieta tiene su lugar
bien ordenadito todo
Duele ahora
no caer de la bici
incomoda
saber aguantar el aire
Hasta la brisa
sabe cuando llegar
ahora
domingo, 19 de diciembre de 2010
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3 comentarios:
Extraordinario! Está todo ahí: la sensación del paso del tiempo, el valor de las cosas prendidas, el desacomodamiento con respecto a la realidad cotidiana, la nostalgia por un mundo perdido -sin que haya certeza de qué calidad de mundo era, la voz pausada, la música que fluye, el dolor como maestro, la comodidad como amenaza. Todo en una sencilla anécdota, una pequeña mirada sobre la vida cotidiana (los restos de un naufragio que sufrimos todos y el hombre se rearma como puede, de a pedazos, en sílabas, con invocaciones débiles) para iluminar los caminos posibles. Y lo que más tensa la lectura: ¿cuál será el paso posterior a la comprobación? Brillante, leti.
ay, no se... recurriré a la Billiken, javi.
Gracias
jajajajaja! Yo pensé que ya andabas comprando la Anteojito!!!! No hagas trampa!
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