
De un frasco con tapa a presión sólo se puede salir una vez, empujando con fuerza hacia arriba y listo, se sale, solo.
El ser humano encerrado en un frasco con tapa a rosca no puede salir solo, ya unque esté acompañado en el encierro, tampoco puede salir, ni él ni los demás. Todos juntos y adentro.
De un frasco con tapa a presión se sale una vez, pero si se desea volver a ingresar y más luego cerrar, no es posible.
Cerrar, abrir, enroscar o apretar.
Son movimientos. Todos.
Y los hacemos tantas veces que no podría detallar ni enumerar dichas acciones.
Salir del frasco es fácil si se sabe que no se querrá volver a entrar.
Como siempre pareciera que lo importante es tener claridad para decidir, discernir y accionar.
Ahora llueve y el frasco está abierto, acabo de salir de su interior.
Y me pregunto para qué si al ser transparente, desde allí también podía ver la lluvia, y el resto es igual.
Hay menos aire, pero por lo menos se conoce lo que se respira.
Ahora llueve y las plantas de la escalera se refrescan y mañana, vas a ver, están más verdes.
Un frasco gigante con países, el mundo entero en un frasco con tapa a rosca.
Lo que no importa es quien la desenrosca, si todos estamos adentro.
Las constelaciones todas hermosas también están.
Están los presidentes, los ricos, la clase media y la baja
las calles, los minerales
la estación de Caballito, el pan, las miradas
los abrazos, los golpes, los uniformados
la montaña más alta y el mar
Enfrascados en un gran frasco. De vidrio...
Como el del café instantáneo, que me encanta.
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