los profetas nos animan
se turnan, mientras unos nos empujan
con palabras santas y pecheando con su cruz
otros duermen para soñar
la nada que nos abisma
(y que manera de sentir)
los profetas escriben sobre actas
que dejan en sus mesas de luz
y en una posta, como en un parte,
imprimen las novedades:
hoy creyó un poco más
hoy lloró
gruñió menos
y balbuceó algo eterno
(confundirás con el amor lo que sana /
mendigarás lo que abandonaste /
y simplemente desearás)
los profetas nos ven crecer,
somos contemporáneos en este paraíso
yo aprendí a correrlos con besos
yo, con esas ganas de tierra, boca arriba
con los riesgos, aprendí eso,
a correrlos con besos
con el único cancionero
que conozco