domingo, 9 de enero de 2011

naturaleza

esta naturaleza
que me evita
la brisa que me traspasa
el mar que hace de cielo
y no me doy cuenta
ni de los peces en el agua

madre de la tierra
sola me alejo de su falda
ya volveré a tener
el color de la tierra
promesa cuando desespero
casi cayendo de la punta de la hoja

mañana tomaremos algo juntas
y no sacaremos mas cuentas
de nada

1 comentario:

Javier dijo...

"ni de los peces en el agua", creo que es el verso en donde el poema debería pegar un salto -o hacer un giro. Es cierto que guarda lógica no darse cuenta de lo más obvio (los peces en el agua) cuando la sensación de abandono a ese paisaje es tan grande. Sin embargo, ese no darse cuenta es el grado 0 de una conciencia que busca expresarse. Tal vez justamente por algo se empieza; pero en términos poéticos el poema debe ofrecer un salto que sea a la vez inesperado, lógico (verosimil quiero decir) hacia un mayor grado de conciencia. Esta hermosa descripción requiere de un desarrollo que implica a la voz que habla en el poema y también -debe- al lector: milagro de la poesía.
Creo que la segunda estrofa es otro poema, en sí mismo. Hay en él una propuesta distinta en la que se conjugan la relación con la naturaleza (cambiaría "su" por "tu"), las promesas no cumplidas o difíciles de cumplir y la voluntad de escritura (la involuntaria mención a caerse de la punta de la hoja. ¿Qué hoja?, pregunto. La de la escritura de este mismo poema, me gusta imaginar). La escritura como revelación.
Leti, gracias por tanta generosidad: los lectores cariocas y porteños totalmente agradecidos! Mandame la dirección postal de donde te quedaste a vivir en Brasil.

parte del hábito

                                                                                                                  a la hermana Bety         ...