me levanté y me pasé un poco el trapo
para ver el tamaño de la herida,
el cuenco en mi carne se había llenado
y seca la sangre no dejaba ver el fondo
la clavícula había trabajado duro
para sostenerme en una obra
mujer fuerte en percha
y si el marco tuviera una tela
con las pestañas le haría tajos
cortina de flecos de puerta al campo
recién me habían pegado el tiro
en una esquina de la paternal
y en un esfuerzo de fiebre caliente
palmeando recuerdos,
despejé a los gitanos
que me cantaban el envido
en tono de muerte
y sin ver hasta donde mi vida,
me pedían un ritmo,
así que lento mi corazón
desplegué un fondo de mar
y me puse a bailar
pasó aquel día
de golpe y metal
me quedé tan quieta
que no pudieron errar
a mi mente fiaca que no sabe esperar
3 comentarios:
Capturado por la poesía, el poeta es su blanco. Como tal tiene derecho a cantar su experiencia, universalizándola. Y lo logrará siempre que no sea autocomplaciente. Fui un blanco es una muestra acabada de cómo lograrlo.
Javier Magistris, gracias por el comentario, por cantar el tiro conmigo :)
hermoso Chopita
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