Lo especial de mí
que te gustaba
era una astilla
que llevaba sin querer
Algo hallado en la oscuridad
clavado desde esa noche
que por olvido
por miedo a desangrarme
por cariño
o comodidad
fué mío
Y a falta de dolor
te gustó por cálida
por estético, por fin
Lo que me hacía diferente
resultó un veneno convencido
de buen remedio
Tengo los brazos ocupados, ahora
fuera de mí está la astilla
sobre la mesa, sola
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