miércoles, 24 de octubre de 2007

Argentinos de Pié


Siempre de pié. De pié para recibir a la bandera de Ceremonia y en silencio (con la emoción contenida del momento en que aparece la celeste y blanca tela )

De pié en el colectivo que frena de golpe.

De pié frente al horno esperando a que la torta esté lista.

De pié en el subte con poco aire.

De pié esperando a que luego del timbre te abran la puerta.

Los Argentinos de pié...


Me pregunto si estar tanto de pié no nos estará haciendo mal. Médicamente hablando no hace bien al aparato circulatorio, por ejemplo. ¿Nos hará mal estar de pié para que no nos vean sentados? ¿Nos terminará perjudicando estar de pié en Argentina para que nuestros hermanos del Norte nos vean mejor?

A la final, mirá que uno se acostumbra a todo.


Siento que cada vez es más difícil estar sentados, ni hablar de recostarse un poquito a ver las estrellas. Pareciera que te sentaste... y catorce elefantes llenos de políticos, soldados, empresarios, artistas, maestros, médicos, albañiles y comerciantes te pasaron por arriba, por estar sentado.

Argentinos de Pié, porque sentarse requiere de tiempo que se pierde... por ejemplo.... no sé, de estar de pié, correr, caminar, subir o bajar. Sentarse implica tomarse un mate, tomarse un vino, jugar un truco, hacer una ronda, jugar al teléfono descompuesto, darse las manos, meditar, reflexionar...

El domingo 28 son las elecciones.

Yo voy a estar de pié, claro, y elegiré los papeles y luego, también de pié, meteré el sobre en la urna. De pié. Porque soy Argentina.


Eso sí, mas tarde, llegaré a mi casa, me quitaré los zapatos, con los pies sobre el piso daré un par de saltos, y luego me sentaré. Tranquila, como quien se saca un peso de encima y olvida que viene otro. Sí, sí, pero sentada, porque aunque en casa soy argentina, me siento.


Ya que estamos, es verdad: hablé con él. Le dije que era una verguenza, que no solo no sabía a quien votar sino que de tanto estar de pié y correr y que se yo, no tenía bien en claro que proponía cada aspirante a Presidente. Le dije que eso me avergonzaba tanto... que por suerte sabía que él me comprendía absolutamente, que igual votaría, que nunca dejé de votar, que es la oportnidad que tenemos para elegir y luego también reclamar... Me dijo que sí. Que era verdad, que nosotros nos habíamos votado y nos habíamos elegido el uno al otro. Y que por eso podíamos reclamar las promesas no cumplidas. Le dije que era otra cosa, que no se puede comparar, que no hay un límite de tiempo en esta elección y que el amor no se discute. Me dijo barbaridades, por ejemplo que deberíamos poner una fecha para realizar una nueva elección. Le dije que para mí los tiempos no existen. Soy mujer, así que no creo en los tiempos que los hombres se toman para pensar.

La conversación fué larga, muy larga. Me explicó, café instantáneo de por medio, que proponía cada partido, que virtudes y que defectos existían en ellos según su subjetividad y la objetividad de la realidad social de cada día... y al final le pregunté a quien iba a votar. Me miró muy mal, no dijo nada y sé fué (creo que balbuceó algo así como "siempre la arruinás")

Yo me quedé pensando, de pié.

lunes, 22 de octubre de 2007

quise cerrar y no pude

hoy descubrí que cuando hay humedad, las puertas de madera no cierran y si intento forzar con mi fuerza me esfuerzo sin sentido. Hasta puedo romper la puerta y así no poder dejar de contemplar lo que esa habitación guarda.
hoy descubrí que siempre se puede girar la cabeza hacia atrás, pero entonces hay que detenerse a mirar y luego sí, volver a mirar para adelante y seguir viaje.
hoy descubrí que si camino mirando para atrás me choco con todo
y me lastimo
y me caigo

martes, 9 de octubre de 2007

no se que se me perdió

No puedo ahora dedicarme a contar por qué él no quiere oirme o por qué insisto en que el me escuche. Y no puedo hacerlo porque he perdido algo, muy importante, algo que me deja un espacio vacío.
Un espacio que además de ser vacío, está oscuro y por eso, inquieto y triste. El espacio que antes ocupaba lo que perdí. O el espacio que hubiera ocupado algo si lo hubiera tenido alguna vez.
Me refiero a algo que he perdido, por eso digo que el espacio ahora está vacío.
Tal vez, nunca lo tuve, pero el espacio para eso... estaba, esperando.

¿Que pasa con el espacio para recibir un abrazo, si no se llena?
Se supone, desde la ciencia, que el espacio se cubre de una suerte de capa que contiene otra suerte de aromas, texturas y climas, que de a poco van reemplazando la necesidad del abrazo por otra necesidad, que también desde la ciencia... tiene una justificación apropiada.

Bueno, estoy liviana, es verdad, porque me falta algo... tan liviana que me vuelo. Tan liviana que no puedo sostener el globo, y otra vez se me escapa. Hacia arriba. Alto.
Lo que tiene de bueno es que puedo correr a una enorme velocidad, corro muy rápido. Tan fugases mis pisadas que apenas dejan una huella, que se borra en cuestión de segundos. Dejo detrás mío una polvareda que no me deja ver por donde anduve... y lo que viene lo veo tan cerca que me topo con el destino de golpe. Giro, me acomodo y salgo al ruedo otra vez.
Eso es estar liviano.
Eso es tener un espacio vacío.

Eso es tener algo olvidado:
Correr buscando sin darte cuenta algo que se te perdió un día.
Sostener un hilo que ata un globo que tiene un cartel con tu nombre.
Sostenerlo con una fuerza exagerada, y que por tanta energía se te vuela.
Es tener la mirada hacia todos lados, buscando minuciosamente, permanente, algo.

¿Cuán grande será lo que perdí?
¿O lo que nunca tuve?
Que ando buscando sin querer...
Que ando sin prenderle la vela a no se que santo de lo perdido...
Y todo, por no encontrar, por no saber de que color es lo que busco.

"No puedo prestarte atención", le dije, "estoy buscando algo".
Y otra vez logré que él no quiera escucharme.

Tengo que comprar café instantáneo.

lunes, 8 de octubre de 2007

Frasco


De un frasco con tapa a presión sólo se puede salir una vez, empujando con fuerza hacia arriba y listo, se sale, solo.

El ser humano encerrado en un frasco con tapa a rosca no puede salir solo, ya unque esté acompañado en el encierro, tampoco puede salir, ni él ni los demás. Todos juntos y adentro.

De un frasco con tapa a presión se sale una vez, pero si se desea volver a ingresar y más luego cerrar, no es posible.

Cerrar, abrir, enroscar o apretar.

Son movimientos. Todos.

Y los hacemos tantas veces que no podría detallar ni enumerar dichas acciones.


Salir del frasco es fácil si se sabe que no se querrá volver a entrar.

Como siempre pareciera que lo importante es tener claridad para decidir, discernir y accionar.


Ahora llueve y el frasco está abierto, acabo de salir de su interior.

Y me pregunto para qué si al ser transparente, desde allí también podía ver la lluvia, y el resto es igual.

Hay menos aire, pero por lo menos se conoce lo que se respira.


Ahora llueve y las plantas de la escalera se refrescan y mañana, vas a ver, están más verdes.


Un frasco gigante con países, el mundo entero en un frasco con tapa a rosca.

Lo que no importa es quien la desenrosca, si todos estamos adentro.

Las constelaciones todas hermosas también están.

Están los presidentes, los ricos, la clase media y la baja

las calles, los minerales

la estación de Caballito, el pan, las miradas

los abrazos, los golpes, los uniformados

la montaña más alta y el mar


Enfrascados en un gran frasco. De vidrio...

Como el del café instantáneo, que me encanta.

(siempre lo tuyo, mi ajeno)

que manía de robarnos todo ir a buscar y que no esté esperar sobre el enfado a que llegue y exigirle mi cosa retarse en un hermoso duelo  ha...