jueves, 12 de julio de 2007

Desde que nevó ya no hablamos




nos quedamos blancos, helados, con la boca llena de nieve, y ambos dejamos sorprendernos por el evento, y la verdad es que la nevada resultó maravillosa, no tanto como sanadora, no, para nada, pero tal vez sí ha sido una pausa de paz.


Por eso no seguimos metiéndonos palabras de "prepo", porque en medio de una discusión, o mejor dicho en el medio del intercambio de palabras... una enorme bola de nieve cayó encima de su naríz, claro, yo me reí, el sonrió, y el resto lo hicieron los demás copos de nieve que continuaron. Sin embargo enseguida me acostumbré, y fué como si nevara cada invierno en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires... y eso no puede ser. ¿Por qué el asombro me dura tan poco?


La cuestión es que la nieve ayudó... cuando la última palabra de él se me estaba clavando como un puñal los inesperados copos de nieve empezaron a caer, los pastos se cubrieron de nieve, también los techos y los gatos, los autos y los cabellos... hermoso, todo cubierto entonces.... bueno, a veces está bien tapar, no? En verdad aún veo toooooooodo cubierto de nieve blanca, muy blanca, a pesar de oir a algunas personas que dicen: "no corazón, ya no hay nieve"...mmm yo sí que la veo, eh?

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parte del hábito

                                                                                                                  a la hermana Bety         ...